viernes, 1 de julio de 2016

Características del conflicto religioso

 El conflicto religioso colombiano no es un conflicto geo-confesional, como los casos de Sudán (el norte musulmán y el sur cristiano) y los países balcá- nicos (Bosnia islámica y Serbia cristiana ortodoxa), en donde las fronteras geográficas han estado claramente establecidas conforme la religión que se profese, y han suscitado enfrentamientos bélicos públicamente conocidos.


 No es tampoco un conflicto bélico propiciado como política de estado, como ocurrió en las Guerras de Religión del siglo XVI, en las que los reinos establecían su confesionalidad y atacaban a los países vecinos o regiones circunscritas que confesaban un credo diferente al del soberano.


Tampoco es un conflicto popularmente manifiesto, es decir, denunciado públicamente como tal. Un ejemplo de este tipo de conflicto es Israel, en donde existe un enfrentamiento entre una ultra-ortodoxia judía que reclama un estado confesional judaísta y arremete sistemáticamente contra las minorías islá- micas y cristianas del país.


Otro ejemplo reciente es la sistemática agresión que han sufrido los cristianos evangélicos de México a manos de sectores radicales del catolicismo, asimismo como la persecución contra colectividades judías en Argentina, siendo la agresión más grave el ataque terrorista contra la sede de la AMIA en julio de 1994 en el que murieron 85 personas y 300 quedaron heridas, hecho por el cual hasta la fecha no hay ni un solo responsable señalado.


 El conflicto religioso que está presente en Colombia es un conflicto negado, descalificado y censurado. Negado porque la posición de las instituciones que ostentan el monopolio espiritual o se encuentran gozando de una cierta comodidad, consiste en afirmar que este conflicto es inexistente; descalificado

porque la respuesta al planteamiento del tema es la satanización y la argumentación de que dicho aná- lisis es apologético, sectario, carente de rigor cientí- fico y alimentado por la paranoia de quienes se han presentado como víctimas del conflicto religioso colombiano. Y censurado (bien sea por iniciativa propia o por coacción) por temor a las represalias que se puedan sufrir por parte de las instituciones religiosas o de instituciones al servicio o dependientes de las estructuras religiosas al hablar del tema.

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